Palermo no es un paraíso ABC1, sino un mix bastante potente de gente perteneciente a ese target , por un lado, y de marginales, tacheros, travas y vagos por el otro. Todos ellos paran en Kentucky o en los piringundines circundantes, algo quedó de ese Palermo borgeano de cuchilleros y malandras. Cada día voy a la oficina caminando, y es raro que algo me llame la atención en mi barrio y a esa hora. Para el ser humano promedio es tarde (las 11 de la mañana) pero soy medio murciélago, así que esa franja horaria en mi reloj biológico representa las 8:00 AM.
Sin embargo desde hace bastantes semanas hay en Santa Fé y Juan B. Justo (y en otras esquinas más, pero esta es la esquina que concierne a mi percepción) una campaña de BTL que consiste en que cinco hombres vestidos de ropa militar de camuflaje, cuando el semáforo se pone en rojo, se desplazan en fila india ante el silbato del que vendría a ser el general, para posar cada uno con su cartel. Cuando cambia el semáforo, se retiran de la misma forma (con silbato incluído). Lo más sorprendente es que el producto patrocinado es la revista "El Guardián", de Moneta, que va por su cuarto relanzamiento. En el caso de esta esquina confluyen varios elementos bizarros. Uno de elllos es que queda enfrente de un regimiento militar, y más de una vez hay soldados reales cruzando y mirando a los mismos travas que están siendo vistos por los human banners. Otro es que están totalmente calientes, se dan vuelta aunque lo que pase caminando al lado sea un muppet. Y el detalle del silbato combinado con el hecho de que usan lentes negros le da un aire muy facho (totalitario, no necesariamente de derecha pero totalitario).
La construcción de la escena enunciativa que resulta de todos los elementos que vengo enumerando, es de total Overlap. Pensándolo en primera persona (como si los banner humanos fueran avatares y pudiésemos representar el significado de su acting con una interpelación de lenguaje escrito, sería una cosa así: "Yo soy duro, yo me impongo, yo vigilo, yo custodio, yo controlo". Y, la revista se llama "El Guardián" y dentro del isologotipo hay una imagen de la bandera nacional. Con lo cual, enunciativamente hay algo de coherencia comunicacional. La pregunta entonces es a quién le quieren vender la revista. Todo esto me llevo a ir a por ella, la revise al pasar en el kiosko y me di cuenta de que no tiene una linea editorial definida. Reparten palos de manera itinerante a diferentes players políticos, cual vieja loca que le tira sobras a los gatos del botánico. Mi conclusión es que más que un contenido, o una postura política, lo que venden es un estilo. El estilo totalitario (aclaro una vez más, que sea totalitario no significa que sea de derecha ni de izquierda) es la pose que esta revista propone como enganche para venderse. Esto es un ejemplo más de cómo la construcción comunicacional de una acción de marketing nos hace pensar acerca del producto promocionado y del target interpelado. Que le vaya bien a "El Guardián" va a ser un signo de que seguimos viviendo en una sociedad retrógrada y estancada.